Definición de Democracia Profunda

El concepto de Democracia Profunda ha sido desarrollado por Arnold Mindell. Se define como una actitud y un principio.

Actitud: La Democracia Profunda es una actitud que se centra en estar concientes de las voces que ocupan un lugar central y marginal. Este tipo de conciencia puede ser enfocada en los grupos, organizaciones, en experiencias internas propias, de personas en conflicto, etc. al tomar en serio acontecimientos y sentimientos aparentemente sin importancia, que pueden aportar soluciones inesperadas, tanto para los grupos como para los conflictos internos.

Principio: A diferencia de la democracia «clásica», que se centra en la regla de la mayoría, la Democracia Profunda sugiere que todas las voces, los estados de conciencia, y los marcos de realidad son importantes. La Democracia Profunda también sugiere que la información contenida dentro de estas voces, percepciones, y los marcos de realidad son necesarios para comprender el proceso del sistema completo. El significado de esta información aparece, cuando los diversos marcos de realidad y las diferentes voces están relacionados entre sí. La Democracia Profunda es un proceso de relación, no un estado estático, o un conjunto de políticas.

Ver Democracia Profunda, principio y actitud, en el Glosario

Una breve historia de la Democracia Profunda

La Democracia Profunda es un paradigma psico-socio-político y una metodología. El término Democracia Profunda fue desarrollado por Arny Mindell en 1988 y apareció por primera vez en su libro “El Líder como Artista Marcial” (Mindell, 1992). Mindell, físico y analista junguiano había investigado y escrito ampliamente sobre cómo la conciencia crea la realidad y cómo la percibimos en diferentes niveles, creando marcos diferentes de realidad. Un ejemplo de esto es cómo percibimos el tiempo: como una realidad que se puede medir como los segundos de un reloj, como un “ensueño «subjetivo» de la percepción del tiempo que transcurre durante un encuentro con un amante, y como la escencia de la eternidad sintiente en el momento de un amanecer, que va más allá del tiempo como lo conocemos y lo reemplaza por un momento, por un concepto como por ejemplo un futuro esperanzado.

A finales de los ochenta, Mindell formula los principios y la aplicación del paradigma de ProcessWork como un principio político que él llama Democracia Profunda. A diferencia de la democracia “clásica”, que se centra en la regla de la mayoría, la Democracia Profunda sugiere que todas las voces, los estados de conciencia, y los marcos de la realidad son importantes. La Democracia Profunda también sugiere que la información contenida dentro de estas voces, percepciones, y marcos de realidad son necesarios para comprender el proceso del sistema completo. Es una actitud que se centra en la conciencia de las voces que ocupan un lugar central y marginal.

Este tipo de conciencia puede ser enfocada en grupos, organizaciones, en experiencias internas propias, de personas en conflicto, etc. al tomar en serio acontecimientos y sentimientos aparentemente sin importancia que pueden aportar soluciones inesperadas para los grupos y los conflictos internos.

El término y los conceptos de Democracia Profunda están siendo utilizados de diferentes maneras por diversos grupos que tienen un denominador común que tan bien describe Mindell: “una experiencia de Democracia Profunda es un proceso en el cual todos los actores en el escenario son necesarios para crear la obra que estamos viendo”.

Están ocurriendo simultáneamente en todo el mundo numerosos intentos de implementar la Democracia Profunda. Así como la democracia convencional se esfuerza por incluir a todas las personas en un proceso político, la Democracia Profunda va más profundo, intentando fomentar un mayor nivel de diálogo y de inclusión abierto a todos; incluye no sólo a la gente en el sentido de su derecho al sufragio, y también permite abrir el espacio para diversas opiniones y también para la competencia, las tensiones, los sentimientos y los diferentes estilos de comunicación, de manera que se contribuya a la toma de conciencia del poder, rangos y privilegios y la forma en que éstos tienden a marginar los puntos de vista diversos, a individuos y a grupos.

La Democracia Profunda es el sentir que el mundo está aquí para ayudarnos a convertirnos en todo nuestro ser, y que estamos aquí para ayudar al mundo a convertirse en su totalidad (Mindell, 1992).

La idea de apoyar un diálogo más profundo ha existido por lo menos desde Platón que defendió la inclusión de las mujeres en el discurso público. Atenas necesitaba la inteligencia de todos y no podía permitirse el lujo de no aceptar a las mujeres como pensadoras y líderes. Incluso si Platón no amplió su pensamiento lo suficiente para que la aceptación se extiendiera a los esclavos y otras razas, y que solo fueran las mujeres de las clases altas, plantó una semilla cultural que necesitó otros dos mil quinientos años para germinar y recién ahora viene a dar sus frutos en formas culturalmente creativas.

La facilitación gubernamental de la protesta es un reto porque la inercia política y burocrática le impiden abrirse al cambio desde el exterior. Suprimir las protestas pacíficas en nombre del orden invita a la represión, mientras que la protesta desenfrenada invita a la anarquía. El desafío entonces es el equilibrio: la defensa del derecho a la libertad de expresión y de reunión manteniendo el orden público y la lucha contra los intentos de intimidación o violencia.

Es un equilibrio difícil de mantener. En última instancia, depende del compromiso de los gobernantes de mantener las instituciones de la democracia y los derechos individuales, así como el compromiso de la corriente mayoritaria en el apoyo de estos esfuerzos y el compromiso de los grupos marginados a limitar sus formas de protesta. Una publicación del gobierno de EE.UU. que se llama “Qué es la democracia” sostiene que «Las sociedades democráticas son capaces de soportar el desacuerdo más amargo entre sus ciudadanos, excepto el desacuerdo sobre la legitimidad de la democracia misma» (EE.UU. Departamento de Estado, 2004). La conexión simbiótica entre la democracia y el desarrollo humano es un aspecto de Democracia Profunda.

Una de las principales preocupaciones de la Democracia Profunda es el uso, mantenimiento, y el conocimiento de las metahabilidades (Arnold Mindell, 1992, p. 49). El concepto de apertura a la diversidad y el diálogo entre las diversas opiniones no significa que el facilitador sea una persona fácil de convencer, esto es sólo un habilidad. Los facilitadores también encarnan y expresan otras metahabilidades tales como la dureza, la ira, el amor, el desapego, la preocupación por el bienestar de los demás, y un deseo genuino de alcanzar un consenso; el desarrollo humano, el crecimiento personal psicológico y espiritual y la paz interior del facilitador son tan importantes.

La Democracia Profunda implica no sólo la apertura a otros individuos, grupos y distintos puntos de vista, sino una apertura a la experiencia, que incluye los sentimientos, los sueños síntomas somáticos, los estados alterados de conciencia, las sincronicidades, y la conciencia de las señales, los roles y la dinámica estructural de las interacciones entre las partes implicadas. La represión y la explotación son las dos formas modernas más elementales de la violencia estructural; las enfermedades cardiovasculares y el cáncer son las dos principales enfermedades provocadas por la modernización. La represión y las enfermedades cardiovasculares son similares en tanto que impiden la circulación. La explotación y el cáncer se parecen en que una parte del organismo humano o social vive a expensas del resto. La búsqueda de la paz y la búsqueda de la salud salud son metáforas una de la otra; una puede aprender de la otra. Del mismo modo, tanto la teoría de la paz como la ciencia médica enfatizan el rol de la conciencia y la movilización para la la curación.

La relación entre la experiencia somática, los estados alterados de conciencia, y el conflicto puede que no sea sólo metafórico. Ikeda dice que el budismo (y otras tradiciones espirituales) «trasciende la dimensión en la cual todos los fenómenos son percibidos como interrelacionados y revela el dinamismo de la vida universal que depende de las interrelaciones.» Del mismo modo, la Psicología Orientada a los Procesos y las teorías y prácticas del “Trabajo con el Mundo” utilizan fenómenos de la experiencia para revelar la profunda dinámica universal subyacente y sus interrelaciones en el plano práctico.