El Process Work en Coma (o simplemente trabajo con coma) es un cuerpo de teoría y práctica para el trabajo psicoterapéutico con pacientes en estado de coma, vegetativo, y otros estados de conciencia muy retirados. Fue desarrollado por el psicoterapeuta Arnold Mindell y es una extensión del Process Work; se basa en observaciones de Arnold y Amy Mindell (1989, 1998) y otros (Owen 2006, 2007) en las cuales los pacientes que parecen no comunicarse de acuerdo con los criterios y diagnósticos neuropsiquiátricos (Posner, 2007) siguen experimentando el mundo que les rodea y son capaces de comunicarse con señales sutiles, no verbales a menudo apenas perceptibles.
Los pacientes en estados comatosos han sido considerados por la medicina tradicional como víctimas de procesos patológicos que limitan el funcionamiento cognitivo normal y comunicativo. Las investigaciones modernas sugieren que los pacientes pueden mostrar «islas» de conciencia, incluso en estado vegetativo persistente. Sin embargo no se les ha dado significado en los rangos de estado de coma y vegetativo descritos por la medicina.
Como, por definición, el paciente es incapaz de comprender, pensar o comunicarse acerca de su propia condición, esta visión se opone a la participación de los pacientes en su propio cuidado. La decisión sobre si mantener o no su vida, debe basarse en el consenso de la opinión médica, el aporte de la familia del paciente, y las declaraciones pre-coma del paciente en la forma de los testamentos de vida, directivas anticipadas, etc.
El “Trabajo con Coma”, se centra en amplificar cualquier capacidad que el paciente tenga para percibir, pensar y comunicar sobre su propia condición, y hace que los pacientes sean participantes activos en su propio cuidado, así como en las decisiones sobre mantener o poner fin a su vida.
Amy Mindell (1998) reporta su primer caso que constituyó la base para el desarrollo posterior del “Trabajo con Coma”. En 1986, Arnold y Amy trabajaron con un hombre llamado «Pedro» que estaba muriendo de leucemia. Arnold Mindell (1989) describe este caso en su libro «Coma: La clave para despertar». Los Mindell aplicaron los métodos de Process Work con Pedro en diversas etapas de su enfermedad, hasta su estado de coma justo antes de la muerte. Sus experiencias constituyen las bases de la metodología de trabajo coma.
El “Trabajo con Coma” comienza con la creencia que el paciente comatoso es capaz de percibir y relacionarse con la experiencia externa e interna, sin importar que tan mínimamente. La persona que trabaja con coma, trata de descubrir cuáles son los canales de comunicación que están abiertos para el paciente, para luego utilizar estos canales para relacionarse con la experiencia del paciente. Los canales de comunicación se pueden identificar al notar pequeñas señales, a veces movimientos mínimos, movimientos oculares, expresiones faciales y vocalizaciones por parte del paciente. A continuación, intenta interactuar con el paciente para amplificar estas señales.
Durante la interacción, el practicante de “Trabajo con Coma” es guiado por la retroalimentación del paciente. Por ejemplo, si el el practicante de “Trabajo con Coma” se une al paciente en vocalizaciones, tal vez añadiendo un poco de la modulación adicional, el paciente puede responder al cambiar su propia vocalización. Además, el practicante de “Trabajo con Coma” coma puede tratar de establecer un enlace «binario» de comunicación, invitando al paciente a usar el movimiento disponibles, como el movimiento de un párpado o un dedo, para responder «sí» o «no» a las preguntas.
Una meta común, aunque a menudo resulta inalcanzable, es que el paciente despierte del coma. Aunque esto ha ocurrido como consecuencia de las intervenciones del “Trabajo con Coma”, no es el objetivo final del trabajo. Las metas son ayudar al paciente a comunicarse de manera que puedan, así como para facilitar la participación del paciente en las decisiones sobre su cuidado, y en definitiva, sobre el mantenimiento o no de su vida.
Amy Mindell distingue entre dos tipos de intervenciones: las que puedan ser utilizadas por familiares y amigos del paciente, y un conjunto más completo de las intervenciones para ser utilizado por el practicante de “Trabajo con Coma” capacitado.
El “Trabajo con Coma” se ha utilizado con pacientes en estado de coma y estado vegetativo persistente. Es particularmente útil en el trabajo con pacientes cerca de la muerte, ya que permite a los pacientes tomar decisiones, como por ejemplo elegir la cantidad de medicamentos estupefacientes que quieren recibir en detrimento de la obnubilación de la conciencia que pueden experimentar como resultado de estos fármacos.
Las controversias surgen periódicamente en torno a la forma correcta de tratar a los pacientes que han quedado en estado comatoso o vegetativo y no pueden responder, por lesión o enfermedad. Cuando el examen médico revela aparentes daños irreversibles en el cerebro, se puede generar un conflicto entre lo emocional, familiar, y los dictámenes médicos. En ocasiones, estos casos abren paso hacia la sensibilización del público, como fue el caso de Terri Schiavo. Schiavo entró en un estado vegetativo persistente desde 1990. Su marido y su familia participaron en un largo debate sobre si se debía eliminar su tubo de alimentación, lo que daría lugar a su muerte. Su marido prevaleció en 2005, llevando a la muerte de Schiavo, en marzo de 2005.
Un factor clave en las batallas legales fue la incapacidad de discernir la preferencia de Schiavo para seguir viviendo o que se le permitiera morir.
Recientemente los médicos en Inglaterra y Bélgica (Owen et al., 2006, 2007) encontraron signos de conciencia en el cerebro dañado de una mujer que se encontraba en estado vegetativo. Cuando los médicos le pidieron a la paciente que se imaginara jugando al tenis vieron picos de actividad en la parte corteza premotora del cerebro al igual que las respuestas en personas sanas. Lo mismo ocurrió cuando le pidieron que se imaginara caminando por su casa. Estos estudios y otros que usan técnicas de imagen funcional han documentado islas de conciencia en pacientes que no mostraban signos externos de la conciencia. Demuestran que puede haber más cosas en términos de la auto-conciencia que no se desprenden de los exámenes clínicos de rutina. Una conclusión es que una persona puede tener conciencia, incluso en ausencia de signos externos evidentes de ésta.