Historia
El Process Work fue desarrollado a finales de 1970 por Arnold Mindell, entonces analista junguiano. Tiene su origen en la observación que Mindell realiza de cómo los sueños nocturnos se reflejaban en las experiencias somáticas de sus clientes, en síntomas físicos en particular. Se generalizó el término «sueño» para incluir cualquier aspecto de la experiencia que si bien no pertence a la realidad consensuada es coherente con los sueños de una persona, sus fantasías, y su experiencia somática, así como las señales no intencionadas significativas en el trasfondo de las relaciones interpersonales,
La formación de Mindell en física le animó a ver la mente inconsciente de forma fenomenológica, así como también de forma simbólica, llevándolo a aplicar conceptos de la teoría de la información (la teoría de la información es una rama de las matemáticas aplicadas y la ingeniería eléctrica que estudia la información y todo lo relacionado con ella) a la observación del comportamiento de sus clientes. Con esa mirada, el concepto de «inconsciente» se amplió para incluir toda una serie de señales verbales y no verbales intencionales, por un lado, así como las percepciones, creencias e ideas con las que el individuo no se identifica, por el otro.
Con el fin de ayudar a sus clientes a integrar este material inconsciente, Mindell utiliza las técnicas de Jung de «amplificación» (amplificar los síntomas físicos que se basan en factores psicológicos como la ansiedad o la depresión; por ejemplo amplificar una experiencia somática o sensación intensa, nociva, o inquietante: lo que puede ser una punzada suave se amplifica a un dolor intenso) y la imaginación activa e interpretación de los sueños, integrando métodos para trabajar directamente con la experiencia no verbal, a nivel del cuerpo. Basándose en los patrones que se encuentran en fuentes que van desde el taoísmo, el vajrayana y el chamanismo hasta la física moderna, Mindell elabora un marco que ayuda a los clientes a identificarse con la experiencia inconsciente a través de un proceso que él llamó «desdoblamiento» (unfolding). Este proceso es una deconstrucción de las experiencias del cliente, que se basa no sólo en lo verbal y las imágenes, sino también en el movimiento, en la experiencia somática, las relaciones interpersonales y el contexto social.
En la década del 1980, Mindell junto a sus colegas, comenzaron a aplicar el marco conceptual que habían estado utilizando con individuos, parejas y familias, a la facilitación de conflictos en grandes grupos, y acuñaron el término «Worldwork» (“Trabajo con el Mundo”) para describir esta nueva disciplina. A finales de 1990 Mindell volviendo a su anterior interés en la física, comenzó a explorar un marco para entender la raíz común de la experiencia humana que da origen a la psicología, por un lado, y a la física cuántica y relativista, por otro.
Ideas Centrales
Si bien el Process Work ha sido aplicado a situaciones terapéuticas, también se ha aplicado a la resolución de conflictos, que generalmente no se considera terapéutico; las ideas centrales del Process Work se pueden entender con mayor claridad desde una perspectiva psicoterapéutica.
Process Work hace hincapié en la conciencia – tanto del cliente y del terapeuta – más que específicamente en las intervenciones. El «proceso» en Process Work inicialmente toma el nombre de varias fuentes. Una fue el concepto de Jung sobre el proceso de individuación (en términos muy generales, es el nombre dado a los procesos que llevan a lo indiferenciado a convertirse en persona, o los procesos mediante los cuales los componentes diferenciados tienden a convertirse en uno todo indivisible – el proceso por el cual un cliente psicoterapéutico integra los contenidos del inconsciente que se le presentan a través del sueño, la imaginación, la fantasía, el trance y la sincronicidad, etc.). Otra viene de la física, particularmente de la formulación de David Bohm del flujo detrás de todos los eventos. Sin embargo, otra fuente fue la observación del flujo y reflujo de las señales y las comunicaciones entre el terapeuta y cliente (ref. Virginia Satir).
La experiencia resulta ser de dos tipos: aquella con la que el cliente se identifica, y lo que experimenta como o ajeno. Las experiencias con las cuales el cliente se identifica se las llama «Proceso PrimarioProceso Primario», para enfatizar su lugar en el primer plano de la conciencia. Las experiencias que el cliente margina como «ajenas» se llaman «Proceso Secundario», para enfatizar su lugar en el fondo de la conciencia. Cuando se anima a un cliente a abrazar o a identificarse con una experiencia de Proceso Secundario, por lo general se muestra reacio o incapaz de hacerlo o cuando está en condiciones de hacerlo, como si una frontera separara los procesos primarios y secundarios. Este límite se llama el «borde». Es, literalmente, el borde de la identidad de la persona.
Los bordes se pueden clasificar de acuerdo a la fuente de la identidad particular, que definen:
Personal: Alguien que tiene un borde respecto a su inteligencia puede proyectar mucha inteligencia en los demás mientras se ve a sí mismo como estúpido o ignorante. Ese borde puede tener sus orígenes en las primeras experiencias de la persona con la familia o en la escuela.
Familiar: Un sistema familiar puede tener un prejuicio o una regla contra un tipo particular de experiencia, que el miembro de una familia debe violar para poder abrazar esa experiencia. Por ejemplo, una familia que se identifica como pacífica o amistosa puede castigar o marginar un comportamiento agresivo o de competencia de un miembro en particular. Esa persona puede desarrollar un borde en sus propias tendencias más agresivas y competitivas, proyectando esto en los demás y sentirse molesto por este tipo de comportamiento.
Social: género, religión, étnia u otros grupos sociales con frecuencia tienen experiencias y normas de comportamiento que pueden hacer más difícil para sus miembros expresar el contraste de experiencias. Por ejemplo, un hombre que viene de una cultura que valora la rudeza y falta de sensibilidad como rasgos masculinos positivos, puede verse gravemente perturbado por sus propias tendencias suaves y sensibles. Puede proyectar estas experiencias en otros hombres, que considera «débiles» o tal vez homosexuales. Este es uno de los mecanismos que lleva a la homofobia.
Humanos: Hay un cierto rango de experiencia que comúnmente se cree que son la «naturaleza humana», mientras que las otras experiencias que quedan fuera de esta gama son «inhumanas», «animales». Aquellos individuos con tendencias hacia estados muy alterados de conciencia y experiencias espirituales a menudo tienen un borde en estas experiencias, pensando que son inhumanos. Esta opinión es respaldada por la realidad social consensuada. Tales experiencias pueden dar lugar a estados extremos de conciencia, que son tratados de forma psiquiátrica.
Process Work busca identificar los procesos primarios y secundarios del cliente, así como los bordes que los separan. A continuación, facilita el enriquecimiento de la identidad del cliente mediante la amplificación y el despliegue de las experiencias del Proceso Secundario hasta que tengan sentido, tanto a nivel cognitivo como somático – y convertirse en parte de la experiencia del mundo del cliente.
La Democracia Profunda es un concepto que fue desarrollado por Arnold Mindell. La Democracia Profunda proporciona un marco estructural integrado para trabajar con y para incluir las experiencias marginadas, los roles, y las voces. A diferencia de la democracia “tradicional”, que se centra en la regla de la mayoría, la Democracia Profunda sugiere que todas las voces, los estados de conciencia, y los marcos de la realidad son importantes. La Democracia Profunda también sugiere que la información contenida dentro de estas voces, percepciones, y los marcos son necesarios para comprender el proceso completo del sistema. La Democracia Profunda es una actitud que se centra en ser conscientes de las voces que son centrales y marginales.
Los niveles de la experiencia
Ver la experiencia en el eje de primaria y secundaria tiende a enfatizar las polaridades en la experiencia del cliente, en lugar de su unidad. En este nivel, que Process Work refiere como «soñar» a la experiencia del proceso secundaria, que se entromete en el proceso principal del cliente, poniendo en peligro su integridad y aparecen «problemas» que necesitan ser resueltos. Un examen más detallado de la experiencia del mundo del cliente pone de manifiesto un nivel más profundo, pre-verbal, pre-conceptual que unifica en el nivel de soñar, las experiencias conflictivas. Este nivel de experiencia ha sido mencionado por Arnold Mindell como el nivel de la «escencia sintiente». Trabajar con la escencia sintiente puede ser muy útil para clientes que puede que hayan luchado con firmeza en procesos polarizados a lo largo de muchos años, que han logrado resolver sus polaridades en la práctica, pero todavía sienten las divisiones y tensiones en su forma de experimentar el mundo.